La edil de Comercio cree que el Gobierno andaluz les pone bajo la espada de Damocles, mientras que los vecinos dicen que sumará más ruido a la calle
En pleno mes de agosto, inhábil para muchas cosas en este país, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha un decreto que no ha dejado indiferente a casi nadie. El Consejo de Gobierno aprobaba anteayer la normativa que regula las modalidades y condiciones de espectáculos públicos, actividades recreativas y establecimientos públicos de Andalucía, así como los horarios de apertura y cierre. Grosso modo, la Junta establece un marco para que los ayuntamientos ejerzan las competencias atribuidas sobre el sector hostelero, pero lo cierto es que profundizando abre tanto la mano que la regulación final recae en manos de los municipios.
La concejal de Comercio y Vía Pública, Elisa Pérez de Siles, estima que es un «un descontrol» el decreto porque el Gobierno andaluz «no ha sido capaz de negociarlo con los municipios» y que «es tan permisiva, que pone la espada de Damocles encima de los ayuntamientos» que no van a poder regular por encima de una norma que es de rango autonómico. Entre las principales novedades del decreto se incorpora la modalidad de concierto de pequeño formato en bares y restaurantes (ahora no permitidos) en horario de 15.00 horas a 24.00 horas. Se permite instalar equipos de música (pregrabada, radio y televisión) así como la instalación de terrazas y veladores e incluso la autorización (por periodos de inferiores a cuatro meses) de equipos de música y actuaciones en directo de pequeño formato en terrazas y veladores de bares y restaurantes. Como límite, los requisitos contra la contaminación acústica y las áreas no declaradas zonas acústicas especiales.
Pérez de Siles explica que el Ayuntamiento de Málaga acaba de aprobar (6 de julio) la ordenanza de vía pública y que casi no podrá ponerla en marcha y tendrá que asumir los nuevos cambios en un plazo de 18 meses, al tiempo de que afirmaba que el decreto tiene un «claro tufillo electoralista» a puertas de lo que se supone la convocatoria de elecciones autonómicas para el otoño.
La Asociación de Vecinos del Centro Antiguo, cuyo presidente es Alfonso Miranda, no daba crédito de que la Junta fuese capaz de poner en marcha una normativa tan polémica, que puede suponer el principio del fin del Centro. «Nos quieren echar a los residentes del Centro, este decreto es para eso; para sumar ruido, desorden y quejas;y sólo nos queda ver si la aplicará a rajatabla el Ayuntamiento, y al final acabará yendo de la mano de la Junta».
Para la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos) es una buena noticia, pero no quisieron ayer profundizar hasta no analizar con detalle el decreto. Llama la atención que el sector de la noche, el vicepresidente de la Asociación de Salas de Fiesta y Discotecas de Málaga, y vicepresidente de la patronal andaluza del sector, Juan Rambla, estimara a priori que la normativa está coja porque los bares y restaurantes no deben tener limitadores acústicos aunque pongan música ni insonorización especial para la misma, lo que es un agravio comparativo con otros establecimientos, como las discotecas y salas de fiestas, a los que sí se les exige. Rambla no ve con buenos ojos un decreto que cada municipio acabará desarrollando como estime oportuno porque podrían acabar creándose diferencias insalvables entre unos y otros. Pone el ejemplo de Playamar y los Álamos, y ahora «imaginemos, que Torremolinos es más permisivo que Málaga o al revés», al final se acabará perjudicando o beneficiando a un área por culpa de que la normativa autónomica, que deja la pelota en el tejado de los ayuntamientos.
Precisamente ésta era la frase ayer del portavoz socialista en la Casona del Parque, Dani Pérez, que se reunía ayer satisfecho con la asociación Fama del panorama artístico: «la pelota se encuentra en el tejado del Ayuntamiento;esperemos que el alcalde haga su trabajo y actualice la ordenanza municipal, adaptándola al decreto andaluz con el objetivo de conciliar las actividades recreativas con la tranquilidad que también demandan los vecinos», explicaba. Este decreto, que no parece haber tenido buena acogida por ciertos sectores, dará seguramente mucho que hablar.